Desde una perspectiva antropológica, en el proceso natural del avance de la civilización, como sinónimo del avance de los tiempos, el hombre desde su estado primitivo, pretendió agruparse, ya como una forma de defensa hacia elementos externos o rivalidades entre las tribus originales o simplemente con una aspiración congénita de formar una sociedad predominantemente humana. Así fueron conformándose conjuntos que sin duda han sido elementos primarios que subsisten hasta hoy, pues en el inexorable progreso de la evolución el sentido de unión en ningún caso ha desaparecido, al contrario el desarrollo del comportamiento del individuo, de las ciencias, de las tecnologías, de las normas que compelen al hombre hacia una conducta debida, han creado verdaderas sociedades, que sin duda se han diversificado para cumplir cada una de ellas objetivos basados en principios que conceptúan importantes no solo en una formación personal e individual que se va perfeccionando, si no además que sea un aporte significativo en el progreso de la persona y de su entorno.
De esta manera se han creado instituciones con sus propios fines, delineados en
una visión que abarque la totalidad de sus propuestas hacia un beneficio
comunitario, con solidas bases de un acatamiento cabal y no de simples
enunciados; así como una misión sagrada de cumplir tales objetivos y
compromisos, con un sentido profundo de voluntariado de tal manera que su
misión se proyecte no con un vano predominio de aceptación, si no de un deber
impuesto pero de fiel cumplimiento. Hay muchas Instituciones a nivel local,
provincial y nacional, sobresaliendo unas mas que otras, obviamente evaluando
su nivel de trabajo y sobre todo de inserción social, esto es la demostración
palpable que una Entidad fue creada para ejecutar estrictamente lo planificado,
pero además justipreciar ese espíritu de voluntad blandiendo el estandarte de
trabajar por sus ideales y de estos por una realidad extraordinaria.
Entre tantas instituciones existentes en nuestro país, están los Clubes
Kiwanis, fundado por primera vez en los Estados Unidos, y que su labor ha
trascendido a espacios donde la privanza fraterna de una Institución lleva
consigo esperanza de un futuro digno, fe de creer que existen, en un mundo tan
convulsionado como el nuestro, manos que se extienden, en ningún caso
limosneras, pero si fraternas.
Esta Entidad, cuyo denominación proviene de un estirpe indígena de EE. UU. existe en varios países a nivel mundial. En Ecuador se ha formado en varias ciudades, entre ellas en nuestro querido Ibarra, donde su nombre realza con dignidad y respeto. Su labor se base en sus normas estatutarias, ya que sin ellas, no es que significaría un trabajo descalificado, pero sí, una tarea exenta de una guía que encause correctamente las responsabilidades que deben desempeñarse.
Me refería precedentemente a la visión y misión a que están compelidos los integrantes, en este caso de Kiwanis, como es fortalecer los nexos con una sociedad que necesita de un trabajo mancomunado, pero lógicamente sin perder las perspectivas de encuadrarse en los fines y objetivos que son base fundamental de la existencia de una agrupación que persigue los mismo ideales y marcha unida coadyuvando en el desarrollo de su urbe.
El Club Kiwanis de Ibarra ha logrado valiosas ejecutorias, como la ayuda a personas con discapacidades a través de convenios suscritos con la Fundación “Prótesis Imbabura”, ayudando a muchas personas a aliviar sus dolencias. En este nefasto trance de la pandemia por el Corona Virus, se ha hecho presente en establecimientos educacionales primarios para entregar a los padres de familia un apoyo alimentario.
En las épocas navideñas no ha faltado aunque sea un presente, nada magnifico, pero si entregado con un sentimiento de solidaridad. Sería extenso enumerar y describir todo el trabajo y esfuerzo demostrado por nuestro Club a través de tantos años, creado unl 29 de mayo de 1987, por un grupo de ilustres ciudadanos, hombres y mujeres motivados por ese afán de cooperar especialmente con la niñez ibarreña, no por débil, pero si por vulnerable, especialmente en situaciones de extrema pobreza.
Todos sus socios y socias continuamos con ese legado de sus fundadores, con el mismo ánimo de mirar hacia quienes menos tienen, pero que dan testimonio de dignidad, de trabajar sin esperar recompensa alguna, solo un reconocimiento que nace de cada uno de nosotros.
Los Clubes Kiwanis existentes en Ecuador están bajo la tutela gubernativa de
nuestra primera autoridad, que a la época corresponde desempeñar a la doctora
Pilar Cun Castillo, mujer de extraordinaria fortaleza, que su autoridad no la
ejerce con prepotencia, pero si con estrictez y organización, sin temor al
equivoco afirmo, ejemplo de mujer líder, amerita felicitar sus actuaciones,
especialmente hoy que celebramos el Día Mundial de Kiwanis, conmemoración en
que debemos reflexionar la importancia de ser parte de él, pero quizá lo mas
valioso reconfirmar nuestros propósitos de trabajar por los niños del mundo y
por aquellos que necesiten sentir que el sentimiento de solidaridad persiste
aún en momentos difíciles, como los que hoy lamentamos vivir.
Exclamemos orgullosos Kiwanis por siempre.
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