Adjunto el excelente contenido para el mes de Febrero que nos envía el Betty de Espinosa
Nos encontramos en el tan sonado “mes del amor” durante el cual grandes y
chicos afloramos y sensibilizamos nuestros sentimientos de cariño, ternura, pasión,
simpatía, amistad. En fin, es un mes especial para el ser humano porque así, sobretodo
el comercio, lo determina.
En realidad, el amor tiene muchas caras
visibles e invisibles. Amamos a la pareja, hijos, padres, hermanos, familia,
amigos. Amamos la vida, la salud, la naturaleza, la profesión, el trabajo, la música,
el arte, dependiendo de nuestros gustos e inclinaciones. A todos les damos
nuestro espacio e intensidad y, desde luego, son amores diferentes.
Nos enfocaremos en la parte humana,
aquel amor que “mueve montañas”, que es todo ternura, devoción, que nos permite
cumplir con los retos más insospechados, alcanzar metas. Aquel que nos hace
felices y enriquece espiritualmente, aquel cuyos tropiezos y dificultades son
peldaños para luchar, aquel cuyo cansancio nos hace más fuertes y realizados.
Saber amar es todo un arte.
Dar amor es llevar luz. Requiere de perseverancia, fe, humildad, paciencia,
tolerancia, justicia, inteligencia, responsabilidad, compromiso, comunicación, entusiasmo,
confianza, seguridad, renuncia cuando la situación lo amerite. Realmente
extenso enumerar todo lo necesario para que un amor sea perfecto y más aún, practicarlo.
Difícil pero no imposible de descubrirlo.
Evidentemente, es importante que
apliquemos todos los atributos posibles para amarnos primero a nosotros mismos.
Difícilmente podremos dar o compartir lo que no somos y tenemos. Si todo lo
hacemos con amor y por amor sin esperar nada a cambio, podremos sentirnos
realizados.
El mundo en que vivimos puede ser
caótico pero también hermoso. Se usa al amor
de forma trivial, frívola, resulta un juego de mala fortuna en el que todos
pierden, denigrando su verdadero y profundo sentido ético y moral. De nosotros
depende mejorarlo, cambiarlo, reivindicarlo, darle el verdadero sabor de
ternura y pasión.
Haciendo eco del artículo de enero del
amigo Dr. Leonardo Oviedo, al igual que
el bambú, “si lo cultivamos y cuidamos al amor, estaremos echando raíces para
crecer fuertes y llegar muy alto”, todo lo que sembremos, cosecharemos tarde o
temprano.
Como voluntarios, entregar amor es
nuestra fortaleza. No nos cuesta nada y podemos derrocharlo. Brillemos con luz
propia al dar un abrazo, una sonrisa, una caricia, saber escuchar nos hace
diferentes. Eso es ser Kiwanis y al
vivirlo podemos desear con madurez “feliz
vida con amor”.
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